28/02/2010 Gonzalo Altozano
AlbaDigital.es
Nacido en Guadalmez (Ciudad Real) en 1928, estudió algo de bachillerato por su cuenta y administrativo por correspondencia. Regentó una mercería, al frente de la cual está uno de sus hijos. Espera su quinto nieto.
No entiende a esos jóvenes de ahora que ni estudian ni trabajan (la generación nini la llaman). Quizás porque para salir adelante-y salió adelante, vaya si salió- Juan de Dios tuvo que esforzarse más del doble que cualquiera, pues a la economía de recursos en casa de sus padres hay que añadir que nació sin manos ni piernas.
-Si entonces hubiera habido ecografías, alguno habría dicho que su vida no iba a ser digna.
-¡Cómo que no! Pero si la dignidad no está en las manos ni en los pies. Está dentro de nosotros y en la gracia de Dios.
-Está contra del aborto, claro.
-Es que me llegan a haber matado a mí y matan a mis dos hijos, y a mis cuatro nietos, y a la quinta, que viene en camino. Sobre el tema hice unos versos. ¿Se los recito?
-Vamos.
-”La cultura de la muerte,/ abortos premeditados,/ libertades peligrosas,/ matrimonios inventados,/ no pueden ser otra cosa/ que un mundo degenerado”.
-Con que poeta.
-Cuando joven tenía ganas de hacerle un poema a la Virgen, pero no me venía la inspiración. Ahora, en cambio, hasta tengo escrito un poemario.
-¿Sobre la Virgen?
-Y sobre Dios.
-¿Cree que el libro gustará allá arriba?
-No soy un gran escritor. Pero lo bueno es que ni Él ni Ella se fijan en los puntos y las comas.
-La fe ¿siempre la ha tenido tan viva?
-Mis padres nos educaron como cristianos. Pero yo empecé a vivir plenamente como tal a los dieciocho años.
-¿Qué pasó?
-Que sentí… no sabría explicarle.
-Oiga, que es poeta.
-Fue como una llamada a cambiar de vida, a vivir en paz y en oración. Como si yo fuera la oveja perdida que siente el silbido del pastor desde lo alto de la montaña.
-¿Así se imagina a Cristo, como un pastor bueno?
-Es como nos lo presentan las Escrituras. También me lo imagino como el amigo que nunca falla.
-¿Ni siquiera cuando uno viene al mundo sin manos ni piernas?
-Mi gran pena no fue nacer así, sino no poder consolar a mi madre. Ella sí que pasó tormentos el día de mi nacimiento. A la pobre le preocupaba mi porvenir.
-No le ha ido mal. A pesar de todo, ¿alguna vez se ha enfadado con Dios?
-No.
-¿El sufrimiento como escuela de vida?
-A través del dolor, Dios nos muestra un camino para una vida más buena. El sufrimiento nos hace mejores. La prueba es que el Señor cargó con su cruz.
-Se lo cree, pero ¿lo entiende?
-Las cosas de Dios son tan profundas que nadie puede penetrar en ellas. Quien sabe la de peligros que me habré quitado por nacer como nací.
-No se tiene por un renglón torcido de Dios.
-Me tengo por un templo vivo de Dios.
-¿Qué hay que hacer para serlo?
-Estar en gracia y comulgar.
-¿Lo hace con frecuencia?
-Casi todos los días. Salgo con mi silla de ruedas y en el barrio, donde todos me conocen, me preguntan: “¿qué, a dar un paseo?”. Y yo: “No, a misa”. Pero no lo digo por presumir, sino por dar testimonio.
-Belén, su mujer, encantada.
-A los vecinos les dice que mejor tenerme en misa que en un bar, emborrachándome.
* Entrevista íntegra en el número 266 del semanario, desde el viernes 26 de febrero en los quioscos.
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